El Retorno.

Ya estamos aquí, de vuelta de un país mágico (bueno de 2 países). La India y Nepal me han impresionado mucho, en el mejor sentido. La verdad es que me habían dicho que la India puede maravillarte o puedes llegar a odiarla. Mi caso es el primero. Ir con una mentalidad abierta ha ayudado mucho porque es otro mundo y cuesta aceptarlo.
Llegar a Delhi y ser recibido con ese calorazo es como un sopapo sin avisar. El colorido, el olor, la gente, las sensaciones, el ritmo de vida (móvil apagado.......qué maravilla!!!!!), la comida (picante a tope), las vacas por la calle (entre otros animales), los templos, el Taj Mahal......
No todo es positivo claro, porque la pobreza no hace falta imaginarla, se masca. Ves gente viviendo entre basura, niños sin nada pidiendo (sin perder nunca la sonrisa......es increíble), personas mayores esperando morir en la calle. A pesar de ésto la sensación de seguridad es total, pasear por las calles sola no es ningún problema, parece mentira.
Tuvimos suerte y pudimos ver en Varanasi las cremaciones junto al río Ganges. Sin palabras, de hecho nadie habló al regresar de allí, ver los cuerpos preparados, el ritual que siguen, las pilas de madera listas y las llamaradas, los cuerpos quemándose.......las sensaciones en este caso son difíciles de expresar, me pareció impresionante, coherente con su forma de vida y sin sensación de tristeza. Deberíamos aprender un poco de ellos en cuanto a lo que representa la muerte y como "enfrentarnos" a ella.
Una referencia también a Nepal, muy, muy bonito. La pena fue estar menos tiempo de lo inicialmente organizado. Aprovechamos el tiempo a tope (ahora estoy pagando las consecuencias) y pudimos alucinar con los miles de templos, monasterios que tienen en las ciudades visitadas. La gente muy amable y las compras muy provechosas jaja. El único punto negro fue no poder ver el Everest debido a las nubes, lo intentamos dos veces pero no fue posible, en fin, así hay un motivo para volver.
En definitiva volveré sí o sí porque me he sentido bien allí, feliz y en paz, cosa que de momento sólo me había pasado en Egipto.